¿Estás por hacer tus propósitos de año nuevo? Aquí generalmente hay de dos: repites los del año pasado que no se cumplieron o estás pensando en nuevos y quizá hasta ya tienes un par en mente. Pero tener propósitos por el simple hecho de tenerlos no garantiza absolutamente nada…
El cumplimiento o no de esas resoluciones de año nuevo dependerá de qué tanto resuenen esos propósitos con tus valores, de la motivación que haya detrás de los mismos y del seguimiento y acción posterior para hacerlos realidad. Ahí está la clave: la verdadera ciencia detrás de esto.
En este artículo te compartiré 3 secretos que a mí me funcionaron muy bien para el 2021 y que me hubiera gustado haber sabido antes para que mis propósitos de años pasados no se quedaran siendo solo eso: propósitos. ¡Así que toma nota!
1. Define los valores más importantes para ti
Aunque puede parecer fácil copiar los típicos propósitos de año nuevo como bajar de peso o dejar algún vicio, en la práctica, si éstos no conectan con una razón, motivación o valor más fuerte terminarán en el olvido…
En el libro “El sutil arte de que te importe un caraj*” (muy buen libro por cierto), Mark Manson plantea la importancia de cuestionar y poner en tela de juicio los valores que rigen nuestra vida y hace una clara diferenciación entre valores buenos y valores malos. Es importante hacer este análisis porque nuestros valores determinan todo lo que hacemos –nuestros pensamientos y emociones se basan en valores. Además, nuestros valores definen las métricas que usamos para evaluarnos como persona.
Los valores malos, según el autor de este libro, son aquellos que (1) están fuera de nuestro control –ya que eventos externos o terceros se ven involucrados–, (2) son subjetivos –no se basan en la realidad– y (3) son socialmente destructivos.
Por ejemplo, la fama/popularidad es un valor que está fuera de nuestro control porque no podemos controlar lo que otros piensen o digan sobre nosotros y aparte es algo completamente subjetivo. Habrá personas a las que les caigamos bien y otras a las que no, y si basamos nuestra autopercepción en algo tan efímero como esto pues nos vamos a acabar sintiendo mal con nosotros mismos.
La riqueza es otro ejemplo de un valor que en parte es dependiente de circunstancias externas y que por sí sola no genera algo trascendente para la persona.
Como este tipo de valores están fuera de nuestro control y las cosas pueden no marchar como esperábamos, terminamos sintiendo ansiedad, miedo y estrés cuando los establecemos como los pilares a través de los cuales cimentamos nuestra valía.
En cambio, los valores buenos son aquellos que (1) se basan en la realidad al ser objetivos y medibles, (2) son inmediatos y controlables –lo cual quiere decir que tienes control total e injerencia directa sobre los mismos– y (3) son socialmente constructivos. Por esta razón, estos valores son los que deberíamos considerar para definir nuestros propósitos de año nuevo.
Valores como la honestidad, humildad, autenticidad, innovación, creatividad, vulnerabilidad, superación personal, resiliencia, generosidad, entre otros, son valores que podemos cultivar directamente en nosotros, que propiciarán mejores relaciones con los demás y que podemos medir estableciendo cierta métrica de progreso.
Además, son valores que no terminan una vez que cumplamos cierta meta derivada de los mismos, pues brindan la oportunidad de seguir mejorando continuamente otras áreas de la vida que puedan regirse bajo el mismo valor. Por ejemplo, si la innovación es uno de tus valores, podrás innovar en diferentes esferas de la vida y no sólo en una de ellas.
Así que haz una lista de los valores buenos que resuenan para ti y sobre los cuales basarás tus propósitos de año nuevo.
2. Plantea tus propósitos de forma clara y específica para que puedas medir el progreso
¿Ya sabes qué valores son importantes para ti?
Ahora plantearemos los propósitos alineados a estos valores de tal forma que sean lo suficientemente claros y específicos para que podamos medir su progreso y cumplimiento.
Supongamos que uno de tus valores fue el cuidado personal y quieres hacer lo que esté en tus manos para fomentar una buena salud y sentirte bien con tu apariencia.
¿Qué es lo que te gustaría mejorar o cambiar? Aquí la respuesta podría ser: mejorar mi alimentación, bajar de peso, hacer ejercicio, etc.
Pero, ¿cómo puedes saber si tu alimentación es saludable o balanceada?, ¿cuánto quieres bajar de peso?, ¿qué objetivo quieres lograr al hacer ejercicio: ganar músculo, tonificar el cuerpo, quemar grasa?
Si no tienes claro estas cuestiones no podrás medir el progreso ni determinar si lo cumpliste o no. Busca que tus propósitos de año nuevo sean SMART: específicos, medibles, alcanzables, realistas y temporales. Siguiendo con los ejemplos anteriores esos propósitos podrían quedar así:
- Comer diariamente una ración de frutas Y otra de verduras distribuidas ya sea en el desayuno, comida o cena.
- Eliminar por completo harinas y azúcares procesadas y reemplazarlas con fuentes naturales de carbohidratos y azúcares.
- Bajar 13 kilogramos en el transcurso de 6 meses cumpliendo la dieta establecida por el nutriólogo.
- Hacer 1 hora diaria de cardio en bicicleta, elíptica o caminadora.
Estos propósitos de año nuevo tienen mucha mayor probabilidad de cumplirse porque sabes perfectamente qué tienes que hacer (y qué no) y puedes fácilmente determinar si se logra o no.
Establece micro objetivos y micro acciones
Si uno de tus valores fue crecimiento personal, por ponerte otro ejemplo, un propósito específico derivado de este valor podría ser:
Terminar de leer 10 libros de superación personal antes del 31 de diciembre del presente año.
Pero aunque sí es específico, todavía puedes seguirle escarbando y partirlo en mico objetivos que te vayan acercando más a ese objetivo. Esto nos ayudará a entender cómo cierto propósito puede cobrar vida a través de acciones concretas que puedas llevar a cabo día con día.
De ser posible, baja el propósito anual a micro objetivos semestrales, trimestrales, mensuales, semanales o incluso diarios. Un propósito anual puede parecer intimidante a primera vista, pero cuando lo partes en micro objetivos y en micro acciones, todo adquiere mayor viabilidad y claridad.
Con base en el ejemplo anterior, un micro objetivo podría ser:
Leer 8 páginas al día de libros de superación personal.
8 páginas al día por 365 días al año equivale a un total de 2,920 páginas al año. Suponiendo que cada libro tuviera en promedio 292 páginas, podrías acabar leyendo estos 10 libros al final del año con tan solo leer 8 páginas diariamente.
Uno de mis valores de vida es la trascendencia/impacto social y para poder dedicar más tiempo a generar contenidos transformadores en Mayneza necesitaría renunciar a mi trabajo actual de tiempo completo y alcanzar la libertad financiera.
¿Cómo lo planeo lograr? Bueno pues ya me encuentro creando un curso digital de Marketing de Contenidos y, según mis cálculos, necesitaría estar generando por lo menos unos $2,000 USD mensuales a través de la venta de este curso para alcanzar esta libertad financiera y poder dedicarme más a lo que (1) amo hacer y (2) a lo que para mí tiene un mayor impacto en la sociedad.
Para llegar a este objetivo mensual, sé que en promedio debo estar ganando al día unos $67-$70 USD, que es justamente lo que valdría este curso. Ya sabiendo esto, para mí es mucho más fácil determinar qué acciones debo llevar a cabo de forma diaria para conseguir que al menos un usuario al día compre dicho curso. Esto a su vez me sirve para calcular otros detalles como qué presupuesto diario de publicidad en Facebook/Instagram necesitaría –tomando en cuenta el promedio de lo que me costará generar un cliente (lo que en términos publicitarios se conoce como “Costo por Acción” o “CPA”).
¿Te fijas como hacer este ejercicio hace que los propósitos se vuelvan menos intimidantes y tengas mucha mayor claridad de lo que necesitas hacer concretamente día con día para llegar ahí?
3. Menos es más a la hora de fijar tus propósitos de año nuevo
A veces pensamos que entre más propósitos tengamos, más sueños cumpliremos. Pero nada más alejado de la realidad…
Hace poco leí un libro titulado “Sólo Una Cosa” del autor Gary Keller, que cambió por completo mi perspectiva sobre tener muchos proyectos y objetivos a la vez. La idea principal de este libro es demostrar a través de diversas anécdotas, hechos y ejemplos, que el enfoque en una sola cosa –o en las cosas que realmente importan– es crucial para lograr resultados extraordinarios.
¿Por qué? Porque cuando nuestro tiempo, atención y energía se dispersan entre muchas actividades, proyectos o en este caso, propósitos, no se logra un impacto extraordinario en nada. Ya bien lo dice el refrán de “quien mucho abarca, poco aprieta” o aquél proverbio chino: “El cazador que persigue dos conejos, no atrapa ninguno”. En otras palabras, es mejor hacer una sola cosa verdaderamente bien, que muchas a medias.
Así que la recomendación es tener de 1 a 3 propósitos como máximo, siempre tratando de que sea el menor número posible para que toda tu atención, tiempo y energía se enfoquen en cumplir el que sea más importante y relevante para ti.
Si aplicas estos 3 consejos al momento de establecer tus propósitos de año nuevo verás cómo cada día que pasa se siente como un paso que te acerca a esa realidad que quieres vivir. Estarás fijando desde el comienzo todas las condiciones propicias para que puedas cumplir tus propósitos de año nuevo.
Un último consejo que te daría es llevar un diario en el que día con día documentes qué fue lo que hiciste para cumplir tus propósitos, qué aprendiste y qué progresos tuviste. Esto te mantendrá conectado(a) con tus propósitos y te dará total visibilidad y entendimiento sobre cómo vas en relación a su cumplimiento.
Platícame en los comentarios que te han parecido estos tips 🙂
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