Las siguientes reflexiones de superación personal y autoestima narran un poco sobre el viaje hacia mi mejor versión (viaje en el que aún continúo), de lo que he aprendido sobre desarrollo personal y de las experiencias del pasado que me han moldeado.
Quise compartirla con los lectores de mi blog y suscriptores de mi canal de YouTube porque creo que se pueden sentir identificados y que les puede servir en el proceso para revelar su mejor versión.
1. Tu Mejor Versión te está esperando
Si supieras que todo lo que buscas está dentro de ti, actuarías diferente.
Esto es algo que me ha costado entender porque yo buscaba afuera el reconocimiento y la valoración que yo misma no me daba.
Hice cosas y tomé decisiones que no necesariamente fueron las mejores para mí con tal de recibir la aprobación que yo misma me pude haber dado.
Tu ventaja competitiva no
está en tener una mejor preparación, un mejor puesto, tener más logros, verte mejor… No. Simplemente, está en ser tú.
Porque no eres mejor o peor, eres tú y eso es lo más valioso que puedes ser.
Ser tú con todas tus singularidades. Con todas y cada una de las cosas –buenas y malas– que te hacen diferente. Porque lo que te hace diferente, te hace único. Y lo que te hace único… ¡te hace especial! Ahí está tu fuerza.
Siempre valoramos más un original que la copia. Pero cuando se refiere a nosotros mismos, ¿por qué tratamos de encajar o de embonar cuando estamos hechos para resaltar?
¿Cuándo vamos a entender que ser como los demás es renunciar a tener magia propia?
Y si estás pensando:
“Sí… es que para ti es muy fácil venir a decirme que “sea yo” pero en estos momentos no me siento bien conmigo mismo(a). Tengo heridas del pasado que me persiguen, defectos, debilidades, limitaciones, errores… Y eso si no me gusta a mí, mucho menos le va a gustar a otros.”
Te entiendo. Te juro. He estado ahí. Es algo que todos sentimos: es normal. Pero ese lado imperfecto de ti es hermosamente humano. Naciste para ser real, no perfecto. Nadie es perfecto, nadie tiene la vida perfecta.
La diferencia está en que hay personas que dejan que esa parte oscura –con todo lo que no les gusta de sí mismas– las defina, afecte su propia imagen y dicte su futuro. Y luego, están las personas que eligen ver una fotografía en vivo y a todo color que les recuerda lo que sí les gusta de sí mismas mientras trabajan en lo que no. Convirtiendo debilidades en fortalezas.
Hay una frase de San Francisco de Asís que dice:
Señor, concédeme la serenidad para aceptar la cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para entender la diferencia. –San Francisco de Asís
¿Y qué crees? Esta es la base de la superación personal.
Concéntrate en lo que amas de ti; en nutrirlo, en fortalecerlo. Y trabaja en lo que no te gusta de ti, pero que afortunadamente, tienes el poder de cambiar. Y luego, aceptar y reconocer lo que no puedas cambiar –pero JAMÁS dejes que eso te defina. Libérate de todo, libérate de todo lo que no te suma y sólo te resta.
John Wooden decía:
No dejes que lo que no puedes hacer te impida hacer lo que puedes hacer. –John Wooden
Y al final de día, el crecimiento personal se trata de progreso no de perfección.
Y en este sentido, nunca dejes que la comparación con otros determine tu valor. Porque medir tu progreso con la regla de otra persona, es igual de absurdo que medir tu etapa 1 con la etapa 10 de alguien más.
Simplemente, toma lo que admires de otros como un modelo a seguir, como un recordatorio de lo que es posible para ti si estás dispuesto a poner el mismo esfuerzo o el mismo trabajo para llegar ahí. Porque cuando ves la comparación como una fuente de inspiración y no de frustración, puedes enriquecer tu persona con las cualidades que te gustan de otros. Y así es como vas formando esa versión ideal de ti mismo, de ti misma.
La única persona con la debes compararte es con la que fuiste ayer.
Y nunca, nunca, nunca te sientas avergonzado de lo que fuiste. Sé amable con tus versiones pasadas porque pues no sabían lo sabes hoy. Las experiencias del pasado es lo que te ha moldeado a ser la persona que eres hoy. Y eso que eres hoy es el cimiento de lo que estás llamado a ser.
El viaje hacia tu mejor versión es un viaje largo, a veces tedioso, lleno de aprendizaje, pero al mismo tiempo apasionante.
Deja de decirte que no eres lo suficiente, que no estás suficientemente preparado, que no te aprueban ciertas personas, que no eres tan bueno como el de alado… Por favor deja de autosabotearte. Nosotros mismos deberíamos ser nuestros mayores porristas, pero tristemente, a veces no somos más que nuestros peores villanos.
Analiza cómo te hablas a ti mismo: ¿qué te dices?, ¿cuántas veces te juzgas o te autocondenas en un día? Haz consciente ese diálogo interno.
Sé muy cuidadoso(a) con lo que te dices, porque te escuchas. Te escuchas y te lo terminas creyendo.
¿Por qué no nos hablamos a nosotros mismos como la haríamos con la persona que más queremos?
Te puedo decir con total certeza que así como eres en este momento eres más que suficiente. Porque tu valor como persona no se define por lo que otros piensan de ti, por la cantidad de amigos que tienes, por el hecho de estar con una pareja, por tu situación económica, tu título profesional, un puesto de trabajo, tu nacionalidad, tu apariencia física, los logros que has conseguido…; o por otro lado, los errores y fracasos que has tenido.
Nada de esto determina tu valor como persona. Eres lo suficiente con o sin eso.
Ser vulnerable, ser imperfecto y tener inseguridades es algo con lo que todos vivimos. Pero eso no nos hace menos dignos de amor y pertenencia.
Necesitas creértela. Necesitas creer en tu valor intrínseco –que no depende de nada del exterior– y llenarte de amor propio.
Porque no puedes dar lo que no hay en ti.
No puedes atraer lo que no hay en ti.
Ni puedes exigir lo que no hay en ti.
Al igual que no puedes ser algo para alguien más si primero no eres todo para ti.
No puedes ayudar a otros –o estar para los que amas– si primero no ves por ti.
Tan sencillo como que no puedes ir más allá de tu nivel de autoestima.
Es por eso que insisto tanto en que la validación debe venir de dentro.
Porque… Y te lo digo por experiencia, la receta secreta para sentirte una basura es basar tu propio valor en cosas externas a ti y dejar que eso te define. Etiquetarte.
Algo que marcó un parteaguas en mi vida fue entender que lo que yo crea sobre mi misma –y sobre lo que posible para mí– es lo que se termina haciendo realidad.
Lo que creas sobre ti mismo o sobre ti misma –y sobre lo que eres capaz de lograr– es lo que harás realidad.
Serás tan grande como te dejes serlo.
Y no es que haya magia o una gran ciencia detrás de esto. No necesariamente es de que «ah la Ley de la Atracción o El Poder de la Mente»…
No. Tiene su lógica. Déjame te explico:
Lo que crees sobre ti, tus creencias, generan pensamientos. Esos pensamientos generan sentimientos. Esos sentimientos se traducen en conductas. Y esas conductas, en tus resultados. Y esos resultados, pues crean tu realidad.
Tan sólo haz una pausa y pregúntate:
¿Realmente crees que puedes tener todo lo que quieres?
¿Estás actuando como una persona que conseguiría ese resultado?
Comienza a escribir –con tu puño y letra– cómo esa versión ideal de ti, pero siempre, SIEMPRE, siempre alineada con tu esencia.
¡Reinvéntate! Pero manteniendo lo que te hace único.
Cuando tratas de ser alguien totalmente diferente, o la copia de alguien más, vas a sentir como que las piezas del rompecabezas nada más no encajan, porque pues no va con tu esencia. No se armoniza con el eres en el fondo. Y aparte, no estarías siendo la mejor versión de ti, sino de alguien más.
Tu poder está en SER TÚ. Porque te pueden copiar todo: tus ideas, tus palabras, tu forma de vestir, tu estilo de vida… ¡Todo! Pero jamás serán TÚ. Jamás tendrán tu esencia.
Y para revelar tu mejor versión, puedes enriquecer tu esencia con las cualidades que quieras y que sean afines a tus valores.
Reflexiona:
- ¿Cómo sería tu mejor versión?
- ¿Cómo tendría que verse tu rutina actual para que puedas convertirte en esa versión ideal de ti?
- ¿Qué hábitos tienes que dejar atrás y cuáles otros tienes que adoptar?
- ¿Con quién se juntaría esa persona en la que te quieres convertir?
- ¿Cómo nutre su dimensión personal, profesional, intelectual, espiritual…?
- ¿Cómo aprende? ¿Qué libros de superación personal o blogs de desarrollo personal lee?
- ¿Qué virtudes y cualidades tienes desarrollar o fortalecer?
Y así ve describiendo, detalle a detalle, cómo es la mejor ideal de ti (esto te servirá cómo una brújula que te indica qué debes hacer y las decisiones que debes tomar para llegar ahí).
Y después, alinea tu rutina diaria para realizar las actividades necesarias para acercarte a tu mejor versión y a la vida que quieres vivir.
Sólo cuando entiendes quién eres y hacia dónde vas, estás en una posición de poder ofrecer tu regalo al mundo.
Enamórate de este proceso. ¡Disfrútalo! No hay por qué sufrirlo.
Permítete equivocarte y aprender. No lo vivas con miedo.
Celebra cada progreso, por más pequeño que sea.
¿Cómo saber si te estás convirtiendo en la mejor versión de ti?
Simplemente, al ver que eres una mejor persona que la que fuiste ayer. Tu mejor versión es algo que se trabaja día con día.
Y lo que puedes hacer es que, antes de irte a dormir, anota 3 cosas que hayas hecho en el día para acercarte a Tu Mejor Yo.
Una vez más, se trata de progreso no de perfección. Poco a poco, ver esos progresos te dará la sensación de autorrealización; esa sensación de felicidad y plenitud indescriptible al ver que te estás convirtiendo en la persona que estás llamada a ser y que estás construyendo la vida que quieres vivir –no la que te tocó.
Es impresionante ver como la gente anhela llegar a este estado, te dicen “sí yo quiero eso, yo quiero eso» pero no hacen nada en su rutina diaria para llegar ahí. Y entre el querer y el lograr, está el HACER.
Hoy te quiero invitar a que des el primer paso en el viaje hacia la mejor versión de ti: que esta ahí, dentro de ti, esperando a creas en ella, a que le hables bonito, a que la trabajes día con día.
Parafraseando a Solange Nicole, un diamante, en un inicio nunca es pulido y brillante. Pero con la debida presión y trabajo se terminando convirtiendo en algo espectacular.
Y tú, tú eres ese diamante.
2. No eres lo que logras
Lo más importante es SER no TENER.
Porque no vales por lo que TIENES sino por lo que ERES.
Sin embargo, ¿cuántas veces no ponemos nuestro valor en una balanza de logros? Pensando que a mayor cantidad de méritos, más valdremos ante los ojos de los demás.
Y sí, lamentablemente, muchas veces, así es como funciona el sistema social: eres exitoso si consigues esto, eso o aquello y si no, pues eres un fracaso.
¿Y qué es lo que pasa aquí? Que nos compramos la idea de que somos nuestros logros y entonces vimos persiguiendo éxitos con tal de recibir el reconocimiento de los demás: ese alimento que nos mantiene vivos por fuera, sin darnos cuenta que morimos por dentro, pues en el proceso de GANAR la aprobación de otros, PERDEMOS nuestra esencia y sueños propios.
Todo esto te lo digo porque yo por años me valoraba conforme a lo que lograba, poniendo mi valor como en una rueda de la fortuna porque cuando fracasaba mi valor se iba de 100 a 0 y entonces tenía que emprender una nueva aventura que me llevara de 0 a 100 para así reafirmar mi propio valor.
Y de repente te das cuenta que así se te va la vida… Persiguiendo logros, atesorando exitosos y huyendo incansablemente del fracaso, olvidando que este último es el que nos da las lecciones más valiosas de vida.
Tenía un juez interior en la cabeza que me decía: “tienes que ser la mejor en lo que haces”, “nunca bajes la guardia”, “estudia más, trabaja más, entrena más”… Pero, esa parte de mí nunca entendió que las personas más cercanas a mí no me querían por esos éxitos, sino por quien yo era como persona.
Llegaba a tal nivel de exigencia y perfeccionismo que si sacaba un 9 en la escuela, y no 10, sentía que la regué, que no llegué. O si en una competencia me ganaba el tecer lugar o bronce, y no oro, y me preguntaban que cómo me había ido, decía que había perdido. Perdí porque gané un tercer lugar…
Y creo que si pudiera regresar el tiempo, trataría de conectar más con mi esencia y con lo que a mí me hacía feliz y desconectarme de ese afán de querer impresionar a otros para que se sintieran orgullosos de mí.
Pero bueno, es mi consejo para ti.
Que no bases tu autoestima en la aprobación externa, sino el aceptación interna. Que abraces tus imperfecciones, que conectes con tus emociones, que seas paciente contigo mismo o contigo misma, que aprendas de tus errores y que te ames como eres sin juzgarlo; porque cuando todo esto pasa, no tienes que salir a justificar tu valor cazando logros.
Quítate esa máscara de perfección y abraza tu vulnerabilidad, que no es sinónimo de debilidad, sino de fuerza y valentía al mostrarte tal y como eres.
Y que tu motor para lograr algo siempre sea interno, por que tú lo quieres, y no externo, por cumplir con las expectativas de alguien más o porque creas que eso te hará más valioso ante los ojos de los demás.
¡Ya! Deja de ser él o la mejor para todos, excepto para ti. Deja de moldearte para agradar y comienza a ser auténtico para sanar. Quizá al hacer este cambio pierdas la aprobación de algunas personas, pero ganarás lo más importante: tu felicidad.
Comparte estas reflexiones de superacion personal-autoestima con alguien a quien le puedan servir y no dejes de comentarme qué te han parecido 😉
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7 comentarios
Excelente post y muy cierto! Debemos evolucionar.
Diós té bendiga siempre y gracias por tus consejos y reflexiones
Gracias por tu comentario Mario! Y así es, la clave está en evolucionar ;D ¡Saludos!
Muy buen post, hace algunos años me acepté y abracé mi perfecta imperfección, al fin y al cabo vinimos a este mundo para aprender osea que no sabemos todo y somos imperfectos. Abrazo de 8 segundos
Interesante,imperdible, lo espero con hambre.
Gracias Carlos!! Te mando saludos, lo mejor para este 2021!
WAAAAAOOOO¡¡¡
PERO CUANTO TALENTO, EN UNA SOLA PERSONA QUE DIOS TE BENDIGA HOY MAÑANA Y 100PRE…