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¿Cómo decir «NO» sin sentirte culpable ni herir a otros?

por Mayneza
aprende a decir no sin sentirte culpable ni herir sentimientos

Si nos encontráramos con un marciano y le comentáramos que los humanos reiteradamente decimos que sí, cuando desde lo más profundo de nuestro corazón, queremos decir no, nos diría:

–¡Pero qué tontería!, ¿por qué harían eso?

Bueno Querido Marciano, bienvenido al Planeta Tierra: lleno de encantadoras ironías y cosas que nunca entenderías… 

Pero ya, fuera de broma, no está de más responder esta pregunta: 

¿Por qué decimos que sí a algo que no queremos hacer?

Pues por varias razones, pero principalmente por estas 5:

  1. Por compromiso o afán de aprobación: para no quedar mal con la otra persona y llevar la fiesta en paz.
  2. Por timidez: porque simplemente nos apena decir no.
  3. Por reciprocidad: ¿cómo le vamos a decir no a alguien que nos ha dicho sí en otras ocasiones?
  4. Por obligación: porque es algo a lo que estamos obligados o viene de parte de un superior.
  5. Por congruencia: fue algo a lo que nos comprometimos, y sentimos que debemos cumplirlo, aunque hayamos cambiado de opinión.

Y aunque algunas de estas razones son éticas, la cosa aquí –que no siempre captamos– es que cuando decimos sí a algo que no queremos hacer, básicamente le estamos diciendo “no” a algo que queremos hacer. 

Porque todo el tiempo que empleas en actividades que no quieres hacer, es el mismo tiempo que te faltará para emplear en cosas que para ti son importantes.

¡Así que vamos a lo bueno! 

¿Cómo aprender a decir no? 

Antes que nada, es importante que sepas que decir no, la mayor parte de las veces va a generar resistencia o una mala reacción por parte de la otra persona. 

Pero tienes que aprender a vivir con eso. ¡Porque va pasar! Pero la idea es que genere la menor fricción posible o que la otra persona no lo sienta como una respuesta ruda o descortés. 

Así que vamos a ver tres maneras que te ayudarán a decir no, sin sentirte culpable y dignamos que de una forma… más cordial.

1. Demuestra empatía y entendimiento por la otra persona en vez de plantear una negación total.

Por ejemplo, si un colega de trabajo te dice:

–Por favor quédate hasta tarde para que me ayudes a sacar el proyecto que, tu juro, es para mañana.

Pero resulta que tú, ese mismo día, tenías un compromiso importante con tu pareja. 

En vez de decirle algo como:

–No. Eso te pasa por irresponsable y por dejar todo a última hora.

Mejor demuestra primero entendimiento y empatía diciéndole algo como:

–Mira entiendo cómo te sientes, que estás presionado y estresado porque mañana es la entrega.

Como ves, esto te hará ver más compresivo y empático. Y después, complementa con algo que sea real, lógico y convincente, como:

–Pero quedé desde el lunes de acompañar a mi pareja a este evento y, como comprenderás, no me gusta ser el tipo de persona que queda mal a última hora.

Ahora, ¡ojo! Que no se malentienda: no vengo aquí a decirte inventa excusas o conviértete en una potente máquina de mentiras. Porque no es así.

La clave para aprender a decir no, no es inventar, es ser asertivo.

Di que no, pero asertivamente. 

2. Reconoce el punto de vista ajeno y después presenta una alternativa más viable a la que expone la otra persona.

Esto puede ser una joya en ambientes laborales o de trabajo. 

¿Nunca te ha pasado que tu jefe o tu jefa, o algún colega, llega –según él o según ella– con La Idea del Siglo? Y cuando te la platica tú en el fondo piensas “¿Es chiste?, ¿Dónde está la cámara escondida?” 

Pero al verlo tan inspirado y convencido te das cuenta que… ¡hablaba en serio! Y aquí tus neuronas comienzan a tener una especie de crisis: “¿Cómo decirle que no a su idea que está, no es por ser mala onda, pero…?”

Respira. Y procede, primeramente, a reconocer su punto de vista:  “Es creativo que hayas llegado a pensar en algo así” o “Puede ser diferente e ingenioso. Concuerdo”.

Lo que la otra persona quiere escuchar es algo bueno. Así que antes de pensar en dar el no rotundo, reconoce su esfuerzo y di algo positivo que actúe como una especie de escudo.

Pero esa parte positiva debe ser algo que realmente sientas y creas. Volvemos a lo mismo: no se trata de inventar, sino de ser asertivo.  

E inmediatamente después, acompáñalo de una solución alterna: 

“Pero creo que si le hacemos esto y esto se ajustaría mucho mejor a lo que estamos buscando.”

“Pero haciendo esto y esto podría funcionar mucho mejor por estas razones. Y, de hecho, me gustaría retomar esa parte que dices…”

«No está mal decir que algo no te gusta o que no te parece, pero lo que SÍ está mal es cruzarte de brazos y no ser propositivo.»

Si no tienes nada mejor que decir u ofrecer, ¿cómo esperas que la otra persona no lo tome a mal?

3. Explica por qué no estás de acuerdo o por qué no lo harás.

Cuando acompañamos una negación de una razón que respalde la misma, la respuesta de la otra persona es mucho más favorable. 

No está mal decir no, pero lo que sí puede tomarse como algo descortés es no decir por qué no.

Y muchos coachs te van a decir: “Di que no y punto. Que se aguanten. No tienes por qué dar explicaciones”.

Pero si somos un poco más realistas y humanos, ¡no es así de fácil! Y lo menos que queremos es herir los sentimientos de alguien más.

Quizá, hasta tú mismo hayas sentido esa impotencia cuando una persona te dice:

–No.

Y tú:

–Pero, esto y esto…

– No.

–Pero…

–¡Que no!

Y tú, ya desesperado o desesperada, le dices:

–¿Pero por qué no? Explícame por qué no, ¡dime algo que me convenza!

Robert Cialdini, el gran maestro de la persuasión, brinda un muy buen ejemplo en su libro Influencia: la Psicología de la Persuasión, en el cual la psicóloga social, Ellen Langer, realizó un experimento para comprobar si realmente acompañar una petición o una negación de una razón marcaba la diferencia en cómo reaccionan los demás.

Así que comparó la efectividad de una petición, sin un porqué, y otra con un porqué en una biblioteca, específicamente en el área donde estaba la fotocopiadora, a la cual le seguía una larga fila de personas esperando a que llegara su turno para usarla. 

Primero les dijo:

–Perdón, tengo que fotocopiar cinco páginas, ¿podrías dejarme pasar porque tengo mucha prisa?

Y la efectividad de esta petición razonada fue casi total: el 94% de las personas a las que se les formuló, aceptaron. 

En cambio, cuando sólo les dijo:

–Perdón, tengo que fotocopiar cinco páginas, ¿podrías dejarme pasar?”

…el porcentaje de las personas que accedieron a su petición fue mucho menor, siendo del 60%.

Pero después, intentó hacer esto más interesante cambiando el porqué, por algo que ni siquiera tuviera sentido, como para probar la supuesta efectividad de brindar razones.

Así, que ahora les decía:

–Perdón, tengo que fotocopiar 5 páginas, ¿podrías dejarme pasar porque tengo que sacar unas copias? (Ah no, ¿neta?)

Y aun así, la tasa de efectividad fue altísima, ¡el 93% accedió!

Así que cuando digas no, es mucho mejor acompáñalo de un porqué y sostener tu razón con argumentos sólidos y reales.

Si tu dices: “No, porque estoy muy ocupado” y al rato la otra persona te ve echando la chorcha, jugando, y sin nada importante que hacer… Créeme: será mucho peor.

Y en esos casos, es mejor quedar mal por decir la verdad, que perder la confianza de alguien por sostener una mentira. 

Y finalmente, hay unas cuantas cosas que me gustaría resaltar

Nunca, nunca, ¡nunca! te sientas mal por decir no a algo que no considerabas bueno para ti. 

A ver, ¡no es egoísmo! Porque sólo diciendo que no, a lo que puede dañarte, proteges tu integridad y sólo así puedes ofrecerle cosas positivas a las personas que realmente lo necesitan. 

Puedes ser una buena persona, con un corazón noble, y aún así decir que no. No son cosas que se peleen, así que no tendrías por qué sentirte culpable. 

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Steve Jobs decía que sólo diciendo no puedes concentrarte en las cosas que de verdad importan. 

«Decir no te empodera más que decir sí. «

Tienes que saber identificar cuáles son y cuáles no son tus debes. No tomes en tus hombros los problemas que no fueron destinados para ti.

Decir que no significa que conoces tus límites. Así que define tus límites de lo que cae en tu responsabilidad y lo que no. 

«Tener la disciplina de decir no, te llevará a hacer las cosas que tú quieres hacer, no otras que los demás quieren que hagas.»

Si te gustó este artículo te recomiendo estos dos que complementan súper bien lo que aprendiste en este:

Me encantaría escuchar tu opinión abajo en los comentarios:

  • ¿Qué consideras que es lo más difícil de decir no?
  • ¿Has aplicado alguno de estos consejos?
  • ¿Cómo te han funcionado?

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