Los problemas siempre han existido. Todos tenemos problemas… Incluso, te puedo asegurar que hasta las personas que considerarías más afortunadas en la vida, también los tienen.
No podemos evitarlos. Pero lo que sí podemos hacer, es aprender a resolver problemas.
La resolución de problemas como habilidad te ayudará mucho más de lo que crees y podrás aprovecharla dentro de cualquier ámbito: social, familiar, laboral, económico, etc.
Así que, primero lo primero…
¿Qué es un problema?
Antes de revelar las 7 claves para resolver inteligentemente los problemas que se te presentan en la vida, es importante que clarifiquemos qué es un problema.
Si se lo preguntamos al Diccionario de la Real Academia Española, nos dirá que cualquiera de las siguientes acepciones es correcta:
- Cuestión que se trata de aclarar.
- Proposición o dificultad de solución dudosa.
- Conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin.
- Disgusto, preocupación.
- Planteamiento de una situación cuya respuesta desconocida debe obtenerse a través de métodos científicos.
Por definición, los problemas suelen tener una solución o una salida.
Y si un problema simplemente no tiene solución (como la pérdida de algún ser querido o un tornado que arrasó con una ciudad), entonces, más bien, estaríamos hablando de una catástrofe, una desgracia o un desastre. Y, ante estas cuestiones, la resiliencia se convierte en la respuesta para afrontarlo de la mejor manera.
Las siguientes claves para resolver problemas engloban distintos consejos que puedes poner en práctica dentro de cualquier ámbito:
1. Identificar y entender el problema
Aceptar un problema y darle nombre es el primer paso para resolverlo.
Una vez que identifiques un problema, es necesario cuestionar todo lo relativo al mismo para entenderlo con detalle:
- ¿Qué lo causó?
- ¿Por qué ocurrió?
- ¿Dónde ocurrió?
- ¿Cuándo ocurrió?
- ¿Cómo ocurrió?
- ¿Quiénes están involucrados?
Buscar la solución a un problema puede llegar a complicarse bastante cuando no se tiene claridad de todas las dimensiones del mismo.
2. No te colapses
Cuando nos enfrentamos a problemas de la vida cotidiana es difícil no sentir preocupación, enojo, o desconcierto. Pero lo cierto es que estos sentimientos no van a cambiar nada.
El hecho de que te preocupes, te quejes y comiences a pensar en todas las consecuencias negativas que el problema conllevará, no va a solucionar absolutamente nada.
Estas emociones negativas sólo nublan el pensamiento crítico y la capacidad analítica. Y, en vez de que actuemos de forma racional enfocándonos en la solución, lo haremos de forma impulsiva, sin poder ver más allá del problema…
Así que intenta dominar esos sentimientos en vez de que éstos dominen tu forma de ser.
3. Todo es cuestión de actitud
La manera en cómo concibes los problemas es clave para resolverlos.
«Aunque no lo creas, las oportunidades frecuentemente se disfrazan de problemas.»
Lo que para ti pudiera llegar a parecer un problema abrumador, también es un reto que te dará las herramientas para ser más capaz y utilizar el aprendizaje adquirido en otras situaciones.
Este enfoque a mí en lo personal me ha funcionado: ver los problemas como pruebas que te pone la vida para demostrar toda la capacidad que hay en ti.
Por esta razón, la actitud que tomes ante los problemas es un elemento crucial en la resolución de problemas. Puedes deprimirte y bloquearte; o puedes enfrentarlo y crecer. Está en ti.
4. ¡Haz una Lluvia de Ideas!
¡Llegó el momento de pensar en soluciones! Ve más allá de la primera solución que venga a tu mente.
Haz una lluvia de ideas y escribe en una hoja todas las ideas que vengan a tu cabeza para solucionar el problema, ¡por más absurdas que parezcan!
No te limites.
Realizar este ejercicio te dará como resultado unas cuantas ideas viables. Y, para decidirte entre una u otra, puedes evaluar las ventajas y riesgos de cada alternativa.
Seguro te ha pasado que cuando tienes un problema, la primera solución que viene a tu mente no puede aplicarse por alguna razón… Y es aquí cuando debes preguntarte: si esta solución –que sería la más lógica– no es posible, entonces, ¿qué sí lo es o qué sí se puede hacer con tal de cumplir ese mismo propósito?
Tener el propósito u objetivo en mente, y de ahí buscar posibles caminos para solucionarlo, es una excelente manera de generar ideas para resolver el problema.
5. Piensa diferente
Creo que la siguiente frase resume perfectamente la esencia de este consejo:
“Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo” –Albert Einstein
Como parte del proceso de lluvia de ideas que describimos, es fundamental que te liberes del pensamiento convencional, y trates de ver el problema desde afuera.
Henry Ford inventó un carruaje sin caballos, mejor conocido en nuestros días como automóvil. No pensó en cómo hacer carruajes con caballos más rápidos, sino que le dio la vuelta y creó algo totalmente distinto que no existía en su época.
“La mayoría de las personas gastan más tiempo y energía estando alrededor de los problemas que en tratar de resolverlos” –Henry Ford
De igual forma, Thomas Alba Edison, no creó una vela gigante para tener más luz en la obscuridad por más tiempo, más bien hizo algo totalmente sin presentes para su época: una bombilla.
“No fracasé, solo descubrí 999 manera de cómo no hacer una bombilla” –Thomas Alba Edison
Si no hay una solución contundente a un problema, ¡entonces créala! Invéntala. Se puede, y se ha podido hacer, a lo largo de la historia.
Así que cuando estés resolviendo un problema, trata de ir más allá de lo convencional y atrévete a pensar fuera de la caja.
El siguiente video que preparé explica 9 asombrosas manera para pensar fuera de la caja:
“No es que yo sea más listo, es solo que paso más tiempo con los problemas” –Albert Einstein
6. Pide el apoyo de alguien externo
A veces nos sentimos tan abrumados con un problema que es difícil pensar con la cabeza fría y verlo desde afuera.
Pero cuando se lo contamos a otra persona, ésta puede verlo de forma ajena y con mayor objetividad, y sugerirnos algo que ni nos hubiera pasado por la mente en esos momentos.
Así que cuando tengas un problema, pídele ayuda a tus amigos, familiares o a un especialista. No está mal pedir ayuda. Somos humanos y necesitamos unos de otros. Y siempre vale la pena escuchar la opinión de las personas que nos conocen.
7. Accionar la solución
Pudiera parecer algo contradictorio que si finalmente hemos identificado una solución al problema, no la apliquemos… Pero créeme, pasa, y mucho más de lo que crees.
Cuando encuentras una solución, hay un trecho enorme entre encontrarla y accionarla. ¿Por qué? Porque implicará esfuerzo. Corregir un problema lleva tiempo, puede costar dinero, y generalmente exigirá tener que salir de tu zona de confort. Y aquí es cuando unos abandonan la batalla y dejan que el problema crezca o permanezca…
Nos guste o no, nadie más va a resolver nuestros problemas. Y si nos acostumbramos a depender de otros, jamás los resolveremos por nosotros mismos.
Cuanto menos tiempo tardes en enfrentarlo, mejor. La inacción no te lleva a ningún lado; al contrario: genera más estrés y presión.
El que no gana, aprende
La primera vez que escuché esta frase “El que no gana, aprende” pensé que era el mejor consuelo que se inventó para los perdedores.
Pero cuando en verdad te das cuenta de que todo problema o fracaso, no hace más que volverte una persona más fuerte y más capaz, comienzas a creértela…
De hecho, te puede interesar este otro post que escribí al respecto: Las Crisis son Oportunidades para Reinventarnos
Los problemas son los mejores maestros de éxito porque son –si no la mejor– la forma más efectiva de aprender lecciones de vida.
¿Tú qué piensas?
Platícamelo en los comentarios de la publicación.
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2 comentarios
Levantas el ánimo al más caído.- Gracias
Cielo, qué linda, gracias por tu comentario 🙂 Te mando saludos!