¿Te ha pasado que tuviste un presentimiento que más tarde se hizo realidad?
¿Has hecho algo que sentías que había algo mal y luego ese instinto resultó ser cierto?
¿Has escuchado como una voz interna que te avisa cuando vas por mal o buen camino?
Si respondiste “sí” a alguna de estas preguntas puede que seas una persona intuitiva. Hoy vamos a hablar justamente del significado de la intuición, por qué es importante confiar en la misma y cómo puedes aprender a escucharla.
¿Qué es la intuición?
La intuición es la facultad de entender, saber o percibir algo inmediatamente sin razonamiento ni pruebas concretas. Por lo tanto, es un sentimiento instintivo más que un razonamiento lógico.
También nos referimos a la intuición usando otras palabras como instinto, sexto sentido o corazonada.
Varios estudios dicen que la intuición se encuentra en la glándula pineal –a la altura del entrecejo en el centro del cráneo –aunque aparentemente está algo atrofiada por casi no usarse. Sin embargo, la intuición se hace más palpable a nivel físico a través de sensaciones corporales como:
- Cuando se nos pone la piel chinita (piel de gallina).
- Cuando tenemos escalofríos.
- Cuando sentimos un nudo en la región abdominal –por eso en inglés también se le conoce a la intuición como ese “gut feeling”.
Ejemplos de intuición
Algunos ejemplos de intuición que probablemente hayas experimentando son:
- Cuando tienes el presentimiento de que algo no anda bien con alguna persona o situación.
- Cuando en el fondo sabes que cierta persona es el amor de tu vida.
- Cuando abandonas un lugar que percibes con mala vibra.
- Cuando decides no hacer un trato de negocios con alguien porque no te inspira confianza.
- Cuando evitas relacionarte con cierta persona porque te da “mala espina”.
- Cuando tienes una idea de negocio en la que nadie más cree, pero algo en ti te dice que sí va a funcionar y te animas a emprenderla.
Importancia de la intuición
En todos los ejemplos anteriores está actuando la intuición que te quiere proteger y guiar por buen camino. De hecho, algunos autores relacionan la intuición con la supervivencia y la autopreservación.
Desafortunadamente, la dinámica social actual nos ha empujado a silenciar e ignorar nuestros instintos y lo que hacemos es racionalizarlos demeritándolos y yendo en contra de esa sabiduría interior.
“La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado este don.” –Albert Einstein.
Un ejemplo de cómo hemos acallado esta voz interior es el reciente caso que se ha viralizado del “gurú” que se autoproclamaba como “el creador de la autosanación”, quien fue acusado de abuso sexual por una gran cantidad de mujeres que acudían vulnerables a sus retiros con la finalidad de sanar sus heridas emocionales e, irónicamente, terminaban más dañadas y conflictuadas por las acciones turbias de este sujeto.
Este señor se empeñó en ejercer una dinámica en la que mantuviera a sus víctimas en silencio mientras su supuesta “credibilidad” crecía en redes sociales llegando a los 2.6 millones de seguidores tan sólo en Instagram.
¿Qué tiene que ver este reciente caso con el hecho de escuchar nuestra intuición?
Pues cuando una valiente youtuber denunció por primera vez de forma pública algunos de estos sucesos, inspiró a muchísimas más mujeres a alzar la voz y casi todas ellas en sus testimonios de denuncia expresaban como sentían que había algo raro, algo turbio, que no era congruente en este hombre, pero debido a la manipulación emocional de la que fueron víctimas, a pesar de que ese instinto les decía que había algo que no encajaba ni se sentía bien, muchas lo ignoraron y tristemente cayeron en los abusos de esta secta sexual.
Se pudo ver como la parte racional de algunas de las mujeres que fueron víctimas vino a sobreponerse sobre su intuición fabricando historias para “justificar” esos comportamientos extraños e incongruentes que su instinto percibió en este “gurú”, diciéndose a sí mismas cosas como: “igual y él tiene razón y eso debo hacer para autosanar”, “igual y estoy siendo algo exagerada y así es proceso”, entre otros pensamientos…
Siempre hay que tener presente que existen cuestiones que para la razón parecen la mejor manera de proceder y que en papel se ven bien, pero no siempre es así y nuestro sexto sentido nos lo hace saber.
Por ejemplo, este sujeto tenía millones de seguidores y sus retiros eran muy sonados. Si lo vemos de esta forma, la razón nos diría que no tendría nada de malo asistir a sus retiros y llevarse con él, ¿cierto? Pues si hubiera algo mal, ya se hubiera sabido, ¿no?
Pero más tarde, el instinto natural que algunas de estas mujeres silenciaron, resultó ser cierto y la bomba estalló… Como lección, muchas aprendieron la importancia de escuchar y hacerle caso a su intuición porque la intuición sabe cosas que la razón simplemente no puede entender. Por eso es tan importante volver hacia nosotras mismas y a ese instinto innato del que nos hemos ido alejando.
Recuerda: cuando algo en ti te diga “no”, no sea congruente o no embone con tus valores, ¡mucho ojo! Por ahí no es… La intuición casi siempre es infalible y en muchas ocasiones nos ayuda a tomar mejores decisiones.
Además de protegernos de situaciones incómodas, dolorosas o riesgosas –así como indicarnos cuando vamos por buen camino– poner atención a nuestra sabiduría interior es súper útil para los negocios y para la vida personal, pues favorece las relaciones con los demás al permitirnos reconocer sus sentimientos, sensaciones y gestos.
En este sentido, la intuición se relaciona con el lado afectivo de las personas pues se dice que una persona es intuitiva cuando es empática con las otras. Si lo analizamos, esto tiene cierta lógica porque la empatía en el fondo busca entender lo que siente el otro y esta predisposición agudiza la intuición para poder leer y predecir su comportamiento.
Bruce Kasanoff, influencer de LinkedIn y creador de programa de desarrollo personal y corporativo, expone en un artículo de Forbes que si alguien tiene una gran intuición en las cosas podría ser considerado más inteligente, siempre y cuando esta persona sea intelectualmente curiosa, rigurosa en su búsqueda de conocimiento y dispuesta a desafiar sus propias suposiciones.
“Déjame poner esto un poco más simple. Si todo lo que haces es sentarte en una silla y confiar en tu intuición, no estás ejerciendo mucha inteligencia. Pero si te sumerges profundamente en un tema y estudias numerosas posibilidades, estás ejercitando la inteligencia cuando tu instinto te dice lo que es y lo que no es importante”, indica Kasanoff.
¿Cómo escuchar y confiar en tu intuición?
Un ejercicio muy interesante para empezar a confiar más en tu intuición consiste en pensar y anotar por escrito situaciones del pasado en las que algo te haya salido mal y luego analizar si te dijiste algo como: “esto no me latía desde el comienzo”, “como que presentía que algo iba a pasar”, “sabía que algo estaba mal, turbio o extraño”.
Seguramente, te darás cuenta cómo había ciertas banderas rojas que ignoraste o no viste en su momento. Darte cuenta que tuviste ese instinto nato en el pasado, te ayudará a poner más atención a tu intuición en el presente.
Una excelente manera para incentivar nuestra capacidad intuitiva es a través de ejercicios y prácticas que nos hagan adentrarnos en los más profundo de nuestro ser como la meditación, el mindfulness y la relajación.
Estas disciplinas nos hacen entrar en contacto con nuestra esencia y aprender a escuchar y sentir todas esas emociones, sensaciones y sentimientos que están rondando por nuestro cuerpo.
Ejercicio para escuchar tu intuición
Hay un tipo de ejercicio que recomienda la autora y empresaria estadounidense, Marie Forleo, para conectar con nuestra intuición y saber, a través de la misma, si algo está bien o mal.
Para hacer este ejercicio es necesario, primeramente, cerrar los ojos, relajarnos en un lugar silencioso y comenzar haciendo una serie de respiraciones profundas para irnos desconectando de todo el ruido exterior y conectar con nuestra sabiduría interior.
Es importante que silenciemos nuestra parte racional y en vez de prestar más atención a la mente, nos enfoquemos plenamente en las sensaciones que experimentará nuestro cuerpo.
Una vez alcanzado este estado de calma, tranquilidad y relajación, debemos pensar en cómo se sentiría proceder con determinada opción, proyecto o persona de la cual tengamos duda y no sepamos qué hacer. En otras palabras, imaginémonos haciendo justo eso que no sabemos si hacer o no.
Después, observa de inmediato la primera sensación corporal que llegue a tu cuerpo: ¿sentiste como que te expandías o como que te contraías?
A continuación te voy a explicar cómo se siente cada una de estas sensaciones.
1. Sensación de expansión
La sensación de expansión se siente como apertura, ligereza y alivio. Como si tu pecho y tus hombros se expandieran al pensar en algo. Sientes como si crecieras y te amplificaras.
Es una sensación que inspira bienestar, cariño, amor, plenitud, felicidad y diversión. Simplemente, es algo que se siente muy bien en tu cuerpo.
Incluso, aunque llegues a sentir un poquito de miedo o incertidumbre –como cuando se trata de un nuevo reto u oportunidad– si es algo que será bueno para ti y te hará crecer, a pesar de ese miedo, el sentimiento que predominará es el de expansión y excitación. Notas cómo te emociona esa idea.
En conclusión, si piensas en alguna cosa y algo en ti se expande, cobra vida y tu energía incrementa, es un ¡sí, ve por ello! Es tu intuición queriéndote decir «¡hazlo».
2. Sensación de contracción
En la sensación de contracción, por el contrario, sentimos como si se nos contrajera el estómago e inmediatamente nuestros hombros, pecho y espalda se encogen.
Te sientes como contraído(a), con pesadez, como atrapado(a), asfixiado(a) o alterado(a).
Se experimenta desánimo, incomodidad y temor; como si algo no estuviera bien, como cuando te sientes amenazado(a) y quieres huir. Como si algo te dijera: “aléjate, no lo hagas”.
Incluso, en algunas personas la cabeza se mueve de lado a lado como diciendo “no” de forma no verbal.
Acuérdate que, aunque algo se pueda ver muy bien para la razón y legítimo en papel, es importante checar si hay algo dentro de ti que se contrae cuando piensas en eso.
¿Cómo fue la sensación?
Piénsalo. Analízalo. Este ejercicio funciona muy bien porque como todo es vibración energética, las ideas están vivas y se pueden sentir en el cuerpo como cualquier otro tipo de vibración.
Ya sea que te hayas sentido expandido(a) o contraído(a), esa fue tu intuición queriéndote decir algo e indicándote qué era lo mejor para ti.
Es importante no dejar de practicar este ejercicio y además acompañarlo de prácticas como la meditación, la introspección y la conciencia plena que facilitarán muchísimo este proceso y además beneficiarán enormemente muchas otras áreas de tu vida.
Otra actividad optativa que puedes hacer es pedirle orientación a Dios –si eres creyente–, a tu espíritu o al Universo. Incluso, nuestro propio inconsciente muchas veces tiene las respuestas que no están en nuestra mente consciente y de repente llegan sutilmente en forma de sueños, susurros o ideas inmediatas.
De hecho, muchas personas lo que hacen es, antes de irse a dormir, formularse la pregunta que quieren resolver y después de una noche de reposo, a la mañana siguiente, su subconsciente habrá trabajado en una respuesta que les vendrá a la mente al despertar.
En conclusión, la intuición es uno de los mayores dones que tenemos, pero tristemente, también uno de los más subestimados actualmente.
Aprendamos a escuchar y confiar en nuestra brújula interna y descubriremos que es una maravillosa herramienta para saber hacia dónde iremos y hacia donde no. Cuanto más practiques tu intuición, más fácil se volverá este proceso y más cómodo(a) te sentirás empleando esta habilidad.
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Un abrazo enorme,
Mayneza
1 Comentar
Por favor no digan estupideces. La intuición no es un don. La intuición no es innata. No es lo mismo innato que intuitivo. Casi casi estan diciendo que intuir es adivinar, y es un superpoder que todos tenemos oculto. Sean serios.