¿Qué te provoca la palabra “rechazo”?
A mí me provocaba desconcierto, tristeza, decepción, inseguridad e intranquilidad.
Sentimientos que definitivamente nadie quiere experimentar…
Pero luego mi perspectiva sobre el rechazo cambió.
De un instante a otro las piezas del rompecabezas se acomodaron y me di cuenta que el rechazo de otras personas, organizaciones e instituciones académicas hacia mí fue, justamente, lo que me acercó a cumplir algunos de mis más grandes sueños.
¿Cómo puede ser?
En esta carta que dirijo a mis queridos rechazadores (palabra que tuve que inventarme para referir a aquellos que de una u otra forma me han rechazado) verás cómo puedes aprender a aceptar el rechazo y rechazar la aceptación.
Estimados rechazadores,
Sé que el hecho de aceptar o rechazar, provoca en ustedes cierto grado de importancia. “Tú sí, tu no”. “Tú no eres –ni serás– para mí”. “Tú no perteneces aquí”…
Porque tienen ese “poder” de decidir quién queda dentro y quién queda fuera de su mundo. Quien está bien y quién está mal. Quién sí forma parte de, y quién no. Tienen, según ustedes, ese poder.
Tranquilos. No planeo romper su burbujita, sino hacerla todavía más grande. Pues el poder de rechazar no sólo determina lo que dejan entrar, si no lo que la otra persona puede llegar a lograr cuando la dejan ir. He ahí su verdadero poder, mismo que agradeceré en las siguiente líneas.
Me dirigiré a algunos de ustedes por separado, pues considero justo reconocer individualmente los méritos y la contribución que cada uno ha tenido en mi desarrollo profesional y personal:
–A la institución de becas académicas que me negó el apoyo financiero necesario para comenzar mis estudios de maestría:
Vuélveme a rechazar, vuélveme a decir que a pesar de mi buen perfil académico y profesional no fui acreedora a la beca porque que fue una decisión del jurado de la cual no podías brindar más detalles…
Vuélveme a decir esas mismas palabras porque gracias a ellas aprendí a no dejar el futuro en manos de otros y a tener el valor para construirlo por mí misma.
–Al departamento de Recursos Humanos de las empresas de prestigio internacional a las que apliqué para una vacante afín a mis conocimientos y experiencia:
Por favor, vuélvanme a rechazar. Vuélvanme a decir que simplemente no encajo con su cultura y “que no tengo el perfil”, porque me hicieron ver que de nada me serviría dedicar mi tiempo y talento a un lugar donde sólo esperan que “encaje” y no pueda más bien complementar y enriquecer a través de mi individualidad.
–Al departamento de evaluación de préstamos de mi banco:
Vuélveme a rechazar, una y otra vez, porque en tal apremiante situación en la que me encontraba, tuve que ingeniármelas e innovar para que el dinero llegara a mí, en vez de tener que ir a pedirlo. Esto me dio la oportunidad de darle vida a mi propio proyecto que hoy me hace inmensamente feliz.
–A aquellos que llegué a considerar los príncipes azules que necesitaba mi historia:
Les pido de la manera más atenta que me vuelvan a rechazar, sólo que esta vez digan con más firmeza esas mismas palabras: “No eres mi tipo” o “Quiero una niña más fit” porque fueron estas exactas palabras las me hicieron reflexionar que no nací para “ser el tipo de alguien más” o la barbie que “sonríe” a su lado en las fotos, sino una mujer dispuesta a ser auténtica consigo misma y fiel a sus creencias; que ha comprendido que valora más a alguien que sepa ver la belleza interior como el punto de partida para iniciar una aventura juntos que perdure, por siempre.
–Y a tantas más personas, empresas o instituciones que me han dicho “No. Gracias por participar”:
Les pediría de la manera más atenta que, por favor, me vuelvan a rechazar, porque como dijo Einstein: “Siento una enorme gratitud por todos los que me dijeron “no”. Pues gracias a ellos, lo hice yo mismo”
Les comento, estimados rechazadores, que no sé con certeza cuál sea la clave del éxito en la vida, pero me queda claro que la clave del fracaso es tratar de darle gusto a todo aquél que me rodee.
En verdad les quiero agradecer. Y de ninguna manera lo hago de forma sarcástica, porque ahora me queda claro que sólo aquellos que se atreven a tener grandes rechazos terminarán consiguiendo grandes éxitos. Y ustedes han sido parte de esto y, estarán de acuerdo conmigo que, ante esta situación, lo único que me queda es sentir gratitud hacia ustedes.
Y no, les prometo que ya no lo veo más como un rechazo. Porque ahora esa palabra para mí se ha vuelto un sinónimo de oportunidad que me indica que cuando algo “termina”, en realidad, lo único que significa es que algo nuevo (y bastante bueno) está por comenzar…
Sin más por el momento, te mando un afectuoso y sincero abrazo,
Tu amiga,
Mayneza
Te puede interesar:
- La carta que te hará cumplir tus sueños
- Los Villanos que te están alejando de Tu Mejor Versión
- ¿Afortunado o desafortunado en la vida?
4 comentarios
Es increíble cómo puede cambiar la forma de percibir el rechazo, lo que para esta chica pudieron haber significado motivos para no seguir adelante, en realidad sólo fueron impulsores del cambio. Gracias por compartir Mayneza, me ha hecho reflexionar y animarme a ver cómo tú el rechazo. Saludos desde Nuevo León!
¡Hola Mau! Me alegra que te haya gustado. Y como dices tú, todo está en la forma en cómo lo veamos. Para unos el rechazo es el indicador para abandonar la lucha, mientras que para otros es el impulsor para comenzarla ;D
Fantastico ,es una realidad que solo el que desea verdaderamente algo ,lo logra a base de esfuerzo y buena voluntad.
Así es 🙂 no hay nada que no se pueda lograr cuando algo realmente se quiere y se hace todo lo posible para hacerlo realidad. ¡Gracias por comentar!