“Todos los hombres que conozco son superiores a mí en algún sentido. En ese sentido aprendo de ellos.” –Ralph Waldo Emerson»
Esta frase del escritor, filósofo y poeta estadounidense, Ralph Waldo Emerson (1803-1882), nos muestra la importancia de la humildad intelectual y la capacidad que tenemos de aprender de los que nos rodean.
Siempre habrá alguien mejor y peor que nosotros en algún aspecto. Y en vez de sentir envidia por aquellos que nos superan en ciertas cuestiones o disciplinas, admirarlos es mucho más fructífero.
¿Por qué? Porque la admiración hacia el prójimo te lleva a apreciarlos como entes humanos, a reconocer su valor e importancia como personas. Y solo con una actitud así, es posible aprender de los demás y llevarnos algo positivo de toda interacción social.
Cuando tus ojos comienzan a detectar y admirar las cosas buenas que tienen los demás (en lugar de enfocarse en sus defectos) te darás cuenta que no sólo podrás aprender de ello y aplicarlo a tu vida para ser una mejor persona, sino que tus relaciones interpersonales van a mejorar significativamente.
Siempre que pienses algo bueno sobre alguien más, ¡díselo!
No guardes en tu cabeza pensamientos positivos de personas con las que convives a diario (o esporádicamente) porque eso es ser egoísta. Si hay algo positivo que puede alegrar y hacer sentir bien a alguien más, ¡sólo dilo!
Todos necesitamos de vez en cuando nutrir nuestra autoestima y sentirnos dignos del aprecio y del reconocimiento de los demás.
Ver las cosas positivas de la gente que nos rodea siempre se traduce en cosas buenas.
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Te propongo que, de ahora en adelante, cuando interactúes con algún conocido, familiar, amigo, –o incluso alguien que ni conozcas– te propongas detectar, valorar y aprender algo nuevo de esa persona.
Preguntarte cómo puedes incorporar una virtud, habilidad o talento suyo a tu persona.
Vivir con esa actitud humanista de aprender de las personas que son mejores a nosotros en algún sentido te hará una persona, no sólo más humilde, sino mucho más capaz.
El escritor y médico ruso, Antón Chéjov decía que “Los hombres inteligentes quieren aprender; los demás, enseñar.”
Evita sentimientos de rencor, envidia y coraje que no sirven de nada más que para llenarte de negativismo.
En un mundo tan diverso como el actual, lo mejor que podemos hacer es conocer nuevas personas y enriquecer nuestro propio yo a través de esos tesoritos que se esconden en cada una de las personas que habitan la Tierra. Está en ti descubrirlos y usarlos a tu favor 😉
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