¿Por qué vale la pena ser un buen conversador?
Ser un buen conversador traerá un sinfín de ventajas como:
- Causar una buena impresión en la otra persona.
- Hacer más y mejores amistades.
- Influir en las demás personas.
Pero, ¿qué es lo que diferencia una buena conversación de una mediocre?
Contrario a lo que pensarías son cosas muy simples, pero que frecuentemente pasamos por alto.
1. Ponte en los zapatos de la otra persona
En otras palabras, empatía. Cuando mantengas una conversación con alguien pregúntate: ¿me puedo identificar con él o ella?, ¿me ha pasado algo similar?, ¿cómo me sentí?
Y si no has vivido algo como lo que vivió la otra persona, trata de imaginar cómo te hubieras sentido, qué pensarías o cómo reaccionarías en su lugar.
Eso hará que puedas entender mejor la perspectiva del otro y por qué hizo lo que hizo, o por qué piensa como piensa.
A menudo solemos emitir juicios o demeritar lo que el otro nos cuenta porque lo vemos desde una perspectiva ajena, lejana y no comprensiva. Pero si ponemos la empatía por delante y verdaderamente tratamos de comprender al otro, podremos crear una conexión real y tener una conversación mucho más humana, auténtica y empática.
Aunque no lo creas, a veces, todo lo que uno necesita escuchar son estas palabras mágicas -o algo por el estilo-:
- “Entiendo tu punto de vista y quizá yo en tu situación hubiera hecho lo mismo”.
- “Yo no te puedo culpar por sentirte así. Si yo estuviera en tu lugar, me sentiría igual”.
Ojo: Tampoco se trata de inventar o de decir esto solo por quedar bien, sino de conectar con algo similar que hayas vivido y de entender al otro desde esa experiencia o sentimiento.
2. Escucha más de lo que hablas
En el libro “Cómo ganar amigos e influir en las demás personas”, Dale Carnegie explica que un buen conversador es más bien un buen escucha.
La gente prefiere buenos oyentes a buenos conversadores. Todos queremos contar con alguien a quien volcar nuestras ideas, pensamientos y anécdotas.
No seas un narcisista conversacional.
El término “narcisismo conversacional” fue acuñado por el sociólogo Charles Derber. Se refiere a cuando alguien interrumpe una conversación para hablar sobre sí mismo mientras el otro compartía una historia o experiencia; cambiando el foco de la conversación hacia sí mismo y sus experiencias.
Te pondré un par de ejemplos:
–Persona A: “Mi amiga y yo estamos planeando un viaje este verano.”
–Persona B: Uh, ¿vacación? Justo regresé de Jamaica con unas amigas y no sabes la quemada que me puse. Estuvimos 2 días en un yate y…
Ahora imagina que la Persona B hubiera respondido así:
–¡Qué emoción! No pero, cuéntame más: ¿a dónde planean ir o qué están pensando hacer?
Gran diferencia, ¿verdad?
Ahí te va otro ejemplo:
–Persona A: No sabes… El trabajo ha estado pesadísimo y me estoy sintiendo super abrumada con la carga de trabajo.
–Persona B: Dímelo a mí, trabajo hasta las 9 de la noche casi todos los días. Es como si a mi jefe no le importara mi vida personal…
Ahora imagina que la Persona B hubiera respondido así:
–Ay no… Siento escuchar eso. ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?
Otro mundo, ¿no?
El narcisismo conversacional provoca que la otra persona no se sienta escuchada porque no se le da ninguna respuesta o consideración hacia lo que está contando, sintiendo o experimentando. Se devalúan sus experiencias.
Así que si no quieres ser visto como un conversador narcisista, no interrumpas las conversaciones para convertirte en el centro de atención. Recuerda que un buen conversador es el que escucha más de lo que habla.
3. Haz preguntas que denoten interés genuino
La mejor manera de demostrar que realmente estás escuchando la conversación y que consideras relevante e importante lo que el otro tiene que decir, es haciendo preguntas que denoten un interés sincero en la otra persona.
Cien años antes de que naciera Jesucristo, un famoso poeta romano, Publilio Siro, señaló:
Nos interesan los demás cuando se interesan por nosotros. –Publilio Siro
Esta es precisamente la percepción que queremos transmitir en una conversación.
Para ser interesante, hay que interesarse.
En este mismo libro, “Cómo ganar amigos e influir en las demás personas”, Dale Carnegie hace énfasis en el hecho de que un buen conversador es quien alienta al otro a hablar de sí mismo y esto se logra a través de preguntas abiertas que el otro se complazca en responder. Así que aliéntalo a hablar de sí mismo y de sus experiencias.
Preguntar es un signo de interés.
¡Y listo! Estas fueron las 3 claves para mantener una buena conversación. ¿Te hicieron sentido? ¿Pudiste identificar quiénes son buenos (o pésimos) conversadores en tu círculo social?
Ponlas a prueba y platícame en los comentarios qué te han parecido o cómo te funcionaron 🙂
2 comentarios
s4424v
5v9b2t