Cuando criticamos a alguien, no sólo ese alguien se pone a la defensiva, sino que tampoco suele corregir el comportamiento o hecho señalado. La crítica lleva al otro a justificarse, lastimando su orgullo y sentido de importancia, además de despertar resentimiento.
Entonces, ¿qué podemos hacer para no caer en este tipo de crítica?
¿Realmente existe lo que se denomina como “crítica constructiva”?
En este artículo veremos qué es la crítica constructiva y la crítica destructiva y cuáles son las principales diferencias entre una y otra.
Esto te servirá para identificar qué tipo de crítica te hace alguien y decidir si la ignoras o la tomas en serio, así como para asegurarte de que toda crítica que hagas vaya bien intencionada y sea mejor recibida por la otra persona.
¿Qué es la crítica destructiva?
La crítica destructiva es aquella en la que se demerita o evalúa negativamente a la otra persona sin proveer alternativas de mejora ni opciones de aprendizaje. En lugar de centrarse en el hecho o la situación, se realiza como un reproche directo hacia la otra persona utilizando calificativos ofensivos o insultantes.
¿Qué es la crítica constructiva?
La crítica constructiva es aquella en la que se señala determinada situación o hecho como una oportunidad de mejora o de aprendizaje, dejando claro cómo la persona podría lograr un resultado distinto que propicie su crecimiento y éxito personal. No se siente como un reproche personal, sino como una recomendación puntual, objetiva y accionable que viene con la mejor intención en mente.
Diferencias entre crítica constructiva y crítica destructiva
Suele pasar que, aunque una crítica venga con la mejor de las intenciones, pueda ser percibida de forma negativa por la otra persona y que por dicho motivo, ésta ni siquiera la tome en cuenta.
¿Por qué sucede eso? Porque muchas veces la forma, el tono o el enfoque de la crítica cae sobre lo que se percibe como una crítica destructiva. Para evitar esto, aquí encontrarás 6 diferencias puntuales entre la crítica constructiva y la destructiva.
Esto te permitirá aprender a hacer críticas constructivas que no sólo sean bien recibidas por el otro, sino que también contribuyan a su crecimiento personal.
1. La forma y el tono de la crítica
La primera diferencia entre la crítica constructiva y la crítica destructiva es la forma y el tono en que se hace.
La crítica destructiva se realiza de forma negativa o agresiva. Se percibe como reproches que suelen incluir palabras ofensivas. Por esta razón, la forma y el tono de la misma resulta hiriente para la otra persona.
En cambio, la crítica constructiva nace de un genuino interés por el bienestar de la otra persona y por lo tanto, se transmite de forma asertiva y usando un tono amigable y más propositivo que impositivo. Se realiza siempre con dulzura y amor; con la mejor de las intenciones:
- “Oye, quizá podrías usar esto en lugar de aquello. Creo que se te vería muy bien”.
- “Oye, ¿por qué no intentas cuidar más tu salud? Te quiero mucho y te quiero ver bien. Te queda mucho por hacer y vivir, y quiero que lo disfrutes al máximo”.
La crítica constructiva busca dejarle claro al otro qué cambio, ajuste de actitud o comportamiento debe hacer y cómo, explicando de qué manera llevarlo a cabo le beneficiará o lo ayudará a mejorar como persona o a cumplir sus objetivos.
2. La intención de la crítica
La segunda diferencia entre la crítica destructiva y constructiva es la intención con la que se hace.
La crítica destructiva no tiene una buena intención detrás. Casi siempre oculta otro tipo de intención motivada por algún conflicto que la persona que la realiza no ha logrado armonizar; posiblemente degradar, consciente o inconscientemente, a la otra persona.
Por otro lado, la crítica constructiva tiene la intención de mejorar algo, resolver un problema, contribuir con algo nuevo, construir nuevas oportunidades de crecimiento o aportar un punto de vista que quizá no había sido considerado.
En otras palabras, tiene una intención didáctica buscando aportar cierto conocimiento, instrucción o enseñanza que, como dijimos, busca mejorar algo.
3. Capacidad para llevarla a la práctica
Y esto nos lleva a la tercera diferencia que tiene que ver con lo que resulta después de que se haya realizado la crítica.
La crítica destructiva suele reprochar un hecho del pasado y ahí se queda, como en una vil queja. Mientras que la crítica constructiva se formula como una recomendación práctica y accionable que le deja claro al otro cuál sería el paso a seguir para corregir o mejorar algo.
Incluso, la persona que la realiza, puede ofrecer su ayuda para lograrlo.
Recordemos que la crítica constructiva busca el crecimiento del otro, y si eso es lo que queremos, hagámosla de tal forma que le permita al otro saber exactamente cómo resolverlo o cambiarlo de forma concisa, simple y directa.
Por eso muchas organizaciones incentivan a los empleados a acompañar cualquier problema que detecten o experimenten con su respectiva solución para resolverlo.
4. Manera de formular la crítica
Otra diferencia clave a tener en cuenta es la estructura o narrativa en la que se formula la crítica para que no se sienta como un golpazo a la autoestima del otro y, como buenos críticos, mostrarle que también vemos y apreciamos sus puntos fuertes.
Por lo tanto, es importante comenzar reconociendo lo bueno que tiene el otro: virtudes, cualidades, fortalezas y talentos. Los cumplidos deben siempre ser auténticos y sinceros. Y después, la crítica como tal. Finalmente, se puede destacar algún otro aspecto positivo o mejor aún, compartir la forma en cómo uno puede ayudar a la otra persona a resolver o cambiar cierto comportamiento, actitud o hecho.
Veamos un ejemplo. Si un empleado comienza a llegar tarde y quisiéramos formular una crítica constructiva tomando en cuenta lo anterior, le podríamos decir:
“Rogelio, eres uno de los líderes más admirados y respetados de la compañía y he notado que estas dos últimas semanas has estado llegando tarde. Necesitamos que llegues a tiempo porque consideramos que tienes un enorme potencial, tu equipo cree en ti y necesitan ese tiempo para poder aprender de ti y darte mejores resultados. ¿Hay algo en lo que podamos facilitarte o apoyarte para hacer que esto suceda?”
Ahora compara esto con haberle dicho:
“Llevas ya dos semanas de impuntual y no queremos empleados así. Si no cambias, tendremos que tomar una decisión difícil.”
Que diferencia, ¿no?
¿Qué tipo de crítica crees que sea mejor recibida?
Siempre tratemos de hacerle saber al otro que lo que le decimos lo hacemos porque confiamos en su gran talento y potencial para seguir desarrollándose como persona. También podemos resaltar lo que ese cambio significaría para nosotros.
5. Tipo de enfoque de la crítica
La crítica destructiva se enfoca en la persona, es decir, es completamente personal:
- “Es que tú siempre haces esto…”
- “Es que siempre es lo mismo contigo…”
- “¿Por qué eres así de…?”
De cierta forma, etiqueta a la persona bajo cierto concepto negativo o adjetivo despectivo.
La crítica constructiva, en vez de ir contra la persona, señala hechos, acciones concretas, comportamientos específicos.
Por ejemplo, en vez de decirle a tu pareja: “Eres un desordenado(a) y flojo(a)”, se diría:
“No hacer tu cama antes de salir hace que la casa se vea tirada y me hace sentir que lo que hago para que se vea ordenada y bonita para ambos sea en vano. Significaría mucho para mí si pudieras tender la cama antes de irte”.
Como ves, la crítica constructiva se va directo a un hecho en específico, a lo que pasó, a lo que se dijo, a lo que nos hizo sentir o pensar la otra persona con eso, en lugar de etiquetarla de cierta manera porque así no estamos dejando espacio al cambio.
6. La persona que realiza la crítica
Una última diferencia entre la crítica destructiva y constructiva radica en la relación que se tenga entre la persona que realiza crítica y quien la recibe.
No nos sorprenderá que la mayoría de las veces, la crítica destructiva viene de gente que no conoce todo nuestro contexto, camino, dificultades con las que nos enfrentamos día con día, y claro que desde afuera es muy fácil juzgar y emitir una crítica cuando no se tiene visibilidad del panorama completo.
En cambio, cuando una crítica viene de alguien cercano a nosotros, que nos conoce mejor, que sabe nuestro panorama, que nos estima y que quiere lo mejor para nosotros, ahí es cuando hay que prestar especial atención porque lo que nos tendrá que decir vendrá desde un plano honesto, de interés genuino, y por lo tanto, que nos puede beneficiar enormemente.
El tío sabio de una amiga, que es coach, una vez le dijo que no tomara consejos de gente que no ha logrado lo que a ella le gustaría lograr o que no están donde a ella le gustaría estar. Y esto tiene todo el sentido del mundo. ¿Por qué opinan, aconsejan o critican algo que ellos mismos no han trabajado o conseguido por sí mismos?
Así que ojo con eso.
¿Cómo hacer que la otra persona tome mejor una crítica?
Un consejo final que aprendí del libro “Cómo ganar amigos e influir en las demás personas” es hablar primero de los errores propios antes de señalar los desaciertos del otro. En este libro, Dale Carnegie, explica que no es tan difícil para la otra persona escuchar una crítica o algo en relación a sus defectos si el que la hace empieza admitiendo humildemente que también él o ella está lejos de la perfección. Así que admitir nuestros propios errores, aún cuando no los hayamos corregido, contribuye a que la otra persona, en reciprocidad y al sentirse dentro de un espacio de apertura y vulnerabilidad, también lo haga de vuelta, tomando de mejor forma la crítica.
Mi experiencia aplicando lo aprendido
Te contaré una experiencia personal en la que llevé a cabo el consejo anterior junto con algunos diferenciadores de la crítica constructiva que hemos visto en este artículo.
En la empresa donde trabajo actualmente, como líder de área, nos piden brindar retroalimentación a cada uno de los integrantes de nuestro equipo.
Bueno pues al darle este feedback a uno de los integrantes de mi equipo, la manera en que comencé esta crítica constructiva –donde nos enfocamos más que nada en dar a conocer las “áreas de oportunidad” o los aspectos que no van tan bien– fue señalando mis propias áreas de mejora.
Básicamente, quería hacer saber a este chico que esperábamos más de él y no sólo que se limitara a cumplir una lista de tareas a diario, sino que tuviera un rol más proactivo que impactara positivamente al equipo y a la organización. Ya sabes, que generara ideas, buscara tendencias, sugiriera cosas creativas e ingeniosas. ¡Pensar fuera de la caja!
Recuerdo que le dije algo como:
“Oye mira, cuando tuve mi sesión de retroalimentación, me sugirieron ser más estratégica en cómo enfocar mi tiempo y que debía ser más participativa en reuniones. Y es algo en lo que todavía tengo que trabajar con más conciencia para mejorar profesionalmente.
Tú eres una persona extremadamente dedicada y disciplinada, y si tuviera que compartirte un par de áreas que te permitirán seguir creciendo como persona y desarrollando todo tu potencial en esta empresa, serían la generación de ideas y desafiar el status quo. Creo que podrías explorar más esa parte creativa y propositiva en ti porque sé que la tienes y que te hará alguien mucho más competitivo profesionalmente. ¿Tú qué piensas y cómo crees que podría yo ayudarte?”
El chico no sólo agradeció que le hiciera saber esto –que no tenía ni en el radar– si no que primero reconociera mis propias áreas de oportunidad y que le ofreciera mi ayuda para que desarrollara dicha habilidad. Hoy en día, ya trae más ideas a la mesa, busca inspiración de diversos lugares y le pone más tiempo a explorar y desarrollar su capacidad creatividad.
Ahora, te propongo que, a manera de ejercicio para poner esto en práctica y ver resultados, pienses en una crítica que estabas por darle a cierta persona y que veas cómo podrías convertirla en una crítica constructiva aplicando estos consejos.
Cuando se hace de forma repetida, brindar críticas constructivas se convierte en una habilidad social invaluable que mejorará increíblemente tus relaciones con los demás.
Ahora que ya sabes qué es la crítica constructiva y destructiva, así cómo sus diferencias, tienes las herramientas necesarias para hacer críticas que construyan mejores personas y no que destruyan su autovalía.
De igual forma, ya sabrás detectar qué tipo de crítica te hace un tercero y si la deshechas o la tomas como punto de partida para seguir mejorando como persona.
Siempre hay que tener la suficiente humildad de evaluar con objetividad toda crítica que nos hagan, reconocer si lo que nos dicen es verdad (o malintencionado), y si fuera cierto y nos ofrece campo de mejora, llevárnoslo de tarea para seguir superándonos día con día.
1 Comentar
78ykkj