¿Sabías que no toda la gratitud se siente igual? La ciencia y la espiritualidad coinciden en que existen distintas formas de agradecer, y cada una tiene su propio poder transformador.
Investigaciones del Greater Good Science Center de la Universidad de California, Berkeley muestran que la gratitud no solo mejora el bienestar, sino que también puede experimentarse de diferentes maneras: hacia los demás, hacia uno mismo o hacia la vida en general.
Comprender estas diferencias te permite practicar una gratitud más profunda y auténtica —una que no se limita a decir “gracias”, sino que se vive desde la conexión, la empatía y la presencia.
¿Cuáles son los tres tipos de gratitud según la psicología?
De acuerdo con el profesor Robert A. Emmons, investigador de la Universidad de California, Davis y pionero en el estudio científico de la gratitud, existen tres grandes formas de experimentarla: la gratitud interpersonal, la gratitud intrapersonal y la gratitud trascendente o espiritual.
La American Psychological Association (APA) también respalda esta visión, destacando que la gratitud puede expresarse hacia personas, hacia experiencias o incluso hacia la vida misma, activando diferentes áreas del cerebro vinculadas con la calma, la empatía y el bienestar emocional.
Cada tipo de gratitud activa partes distintas de nuestra mente y de nuestro corazón. Explorarlas —y sobre todo, practicarlas— puede transformar tu forma de conectar contigo misma, con los demás y con la vida. Conoce todos los beneficios de la gratitud según la ciencia en este otro artículo.
Los Tres Tipos de Gratitud y Cómo Practicarlos
1. Gratitud interpersonal: la conexión con los demás
Es la forma más común y reconocible: la que sentimos hacia otras personas por un favor, un gesto o una palabra amable. Es ese “gracias” que surge cuando alguien nos escucha sin juzgar, nos ofrece ayuda o simplemente nos recuerda que no estamos solos.
Según investigaciones del Greater Good Science Center de UC Berkeley, expresar gratitud hacia los demás fortalece los vínculos, reduce el estrés y genera emociones positivas tanto en quien la da como en quien la recibe.
Ejercicio práctico:
Escribe hoy a una persona que haya tenido un impacto positivo en tu vida y dile específicamente qué valoras de lo que hizo. No necesitas una ocasión especial: la gratitud genuina nunca llega tarde.
2. Gratitud intrapersonal o interior: agradecerte a ti misma
Este tipo de gratitud se dirige hacia uno mismo o hacia la propia vida.
No depende de algo externo, sino de reconocer tu propio crecimiento, tus decisiones y tu esfuerzo diario.
El investigador Robert A. Emmons explica que este tipo de gratitud amplifica la autoestima y la resiliencia, porque cambia el enfoque de lo que falta a lo que ya has logrado.
Ejercicio práctico:
Anota tres decisiones recientes de las que te sientas orgulloso/a. Agradece a tu “yo” del pasado por haber tomado caminos difíciles, incluso cuando no tenías certezas.
3. Gratitud trascendente o espiritual: conectar con algo mayor
Es la gratitud que se siente ante algo más grande que nosotros: la naturaleza, la existencia, la fe o el simple milagro de estar vivos.
Suele aparecer en momentos de conexión, silencio o asombro, cuando comprendemos que la vida —incluso con sus imperfecciones— sigue siendo un regalo.
La American Psychological Association (APA) ha documentado que las personas que cultivan una gratitud espiritual presentan mayor bienestar emocional, más esperanza y mejor manejo del estrés.
Ejercicio práctico:
Toma un minuto cada día para observar algo que te genere asombro: el cielo, el viento, una planta, una sonrisa. Nómbralo mentalmente como un “regalo” y permite que esa sensación se quede contigo unos segundos más.
Reflexión final: tres caminos, una misma esencia
Estos tres tipos de gratitud —interpersonal, intrapersonal y trascendente— no compiten entre sí: se complementan.
Agradecer a los demás fortalece los lazos; agradecerte a ti misma/a refuerza tu autoestima; y agradecer a la vida te conecta con algo más grande que cualquier circunstancia.
Como explica el Greater Good Science Center de UC Berkeley, cuando combinamos estos niveles de gratitud, no solo cambiamos cómo nos sentimos: también transformamos cómo percibimos el mundo.
Practicar estos tipos de gratitud puede empezar con algo tan sencillo como escribir tres cosas por las que te sientas agradecida hoy. En este otro artículo sobre ejercicios de gratitud, encontrarás ideas prácticas para hacerlo parte de tu rutina y fortalecer el hábito desde lo cotidiano.
Y si quieres profundizar en cómo la gratitud influye en la abundancia, puedes leer el artículo principal: Qué es la gratitud y cómo practicarla cada día.
La gratitud, en cualquiera de sus formas, es una forma de mirar. Y mirar con gratitud, cambia la vida.

2 comentarios
Me parece crucial la distinción entre los tres tipos de gratitud. La gratitud intrapersonal, hacia uno mismo, es a menudo la más olvidada pero la más importante para la salud mental.
totalmente Melissa No se puede dar o practicar algo que no se tiene internamente!