No digas que no.
Todos nos hemos comparado con alguien más en algún punto de nuestras vidas. Es algo normal y que experimenta el ser humano con frecuencia.
Desde que vamos a la escuela comenzamos a compararnos. En los deportes, que si ella es más popular, que si él sacó mejores notas, que si gana más que yo, que si su puesto es mejor, que si tiene una casa más grande y así me puedo seguir…
Pero ¿qué ganamos con eso?
¿Realmente compararte con los demás es algo que te ayude a ser mejor persona?
Hay quienes dirían que sí. Que el compararnos nos hace querer mejorar y ser más competitivos. Pero, ¿te soy sincera? No estoy para nada de acuerdo con esa filosofía. Y ahora te explicaré por qué.
1. Porque no estás en igualdad de circunstancias
Solemos comprarnos con los demás sin saber todo lo que hay detrás de la otra persona y de sus circunstancias de vida.
Sin embargo, nadie vive la misma vida, no todos tenemos los mismos recursos, ni la misma educación, ni las mismas experiencias, ni los mismos talentos, ni las mismas cualidades, ni mucho menos, la misma personalidad.
Entonces, ¿por qué compararte, si no estás en igualdad de circunstancias?
No suena justo, ¿cierto?
Y como bien dicen por ahí, es como si comparáramos peras con manzanas. Pues, aun así, ¡lo hacemos!
No compares tu etapa 1 con la etapa 10 de alguien más.
2. Porque las comparaciones son el ladrón de la felicidad…
Esta frase de Roosevelt se me hace lo más atinada que puede haber:
“La comparación es el ladrón de la felicidad.” –Theodore Roosevelt
Cuando te comparas con los demás, siempre sucederá una de dos cosas:
- O eres mejor que ellos.
- O eres peor.
Pero, la mala noticia –o más bien, la realidad– es que en el 95% de los casos siempre habrá alguien mejor y alguien peor que tú.
Cuando crees que eres el mejor en algo… ¡sorpresa! Siempre puede llegar alguien más y superarte. Y entonces, de todas formas, terminas sintiéndote inferior.
Sea cual sea la situación, lo que sentimos al compararnos con otros no es nada grato, porque nos estamos valorando y midiendo con respecto a la otra persona, cuando esa otra persona para nada define lo que eres, lo que vales y lo que puedes llegar a ser.
Además, nuestra percepción de la otra persona no siempre es correcta y se ve nublada por las apariencias.
Recuerda, los éxitos o fallos de otros no hacen que tú seas superior o inferior.
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3. Porque lo que te hace diferente, te hace único; y lo que te hace único, te hace especial
Disculpen que sea tan directa, pero me estresa, de verdad me estresa, que las personas quieran ser copia o imitación de alguien más.
En mi opinión, lo que hace verdaderamente especial a una persona es su capacidad de ser diferente, única e irrepetible. Eso es, simplemente, lo más hermoso que puede haber.
¿Te imaginas que aburrido y pobre sería el mundo si todos fuéramos iguales? Entonces, ¿por qué querer ser igual que los demás? ¿Por qué compararte con alguien más, si no hay nadie igual a ti? ¡Eres únic@!
Tus regalos, talentos, cualidades, éxitos y contribuciones son sólo tuyos.
Tienes un propósito en esta vida, que no se puede comparar con el de nadie más. No lo olvides.
4. Porque si te vas a comparar, es mejor que sea contra ti mism@
La única comparación válida es la que hace la propia persona sobre sí misma… ¿Por qué? Porque es una forma de liberar nuestro mejorversión y de estar en constante superación.
La única persona que deberías superar, es la persona que fuiste ayer.
Haz una comparación de quién eras antes contra quién eres actualmente. Pregúntate: ¿qué ha cambiado?, ¿te has superado?, ¿qué has aprendido?
Compárate contra ti mism@, supérate a ti mism@, sé mejor persona cada día. Allí está la plenitud y la verdadera felicidad.
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Disfruta el proceso de crecer, de aprender, de descubrir y potencializar tus talentos y virtudes. ¡De vivir la vida!
Así que cada vez que te vayas a comparar con alguien más, respira profundo, vete al espejo más cercano y ahí estará tu verdadera competencia.
El libro Enamórate de ti de Walter Riso te enseñará a incrementar las emociones positivas hacia tu persona, alcanzar mayor eficacia en tus tareas, mejorar tus relaciones interpersonales, establecer vínculos más equilibrados y ganar independencia y autonomía.
5. Porque es mejorar valorar las cosas que realmente valen la pena
Lo más curioso –y patético–, es que cuando nos comparamos, lo hacemos tomando en cuenta cosas superfluas y banales, que de ninguna manera determinan nuestro valor como personas.
Algunos de los tesoros más grandes del mundo no son materiales, como el amor, la generosidad, la caridad, la empatía, la amistad, el respeto, etc. Y estos son los que, a final de cuentas, mueven el mundo y a las personas.
Entonces, para qué andarnos fijando si Fulanito tiene más dinero o si Menganito tiene una maestría… Es ridículo, ¿no?
En este sentido, la gratitud es clave para reconocer las cosas buenas que tienes. Pues si realmente estás agradecido, entonces ni siquiera sentirás la necesidad de compararte con los demás.
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¿Por qué no intentas llevar a cabo el siguiente reto? ¡Te sorprendás!
6. Porque se trata más bien de aprender lo mejor de los demás
Hay circunstancias en las que la competencia es válida, lo entiendo. Pero, definitivamente, la vida no es una de ellas.
El primer paso para combatir el hábito de compararnos es apreciar y admorar los éxitos y contribuciones de los demás.
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En vez de sentirte inferior o sentir envidia o resentimiento hacia los demás, puedes inspirarte y aprender de ellos. Verlos como un modelo a seguir; como esa luz de esperanza de que lo que sueñas es posible y que si pones el mismo trabajo, esfuerzo y dedicación que esa persona, llegarás ahí. Eso no te hace menos persona, al contrario, es en la humildad donde se encuentra la verdadera grandeza.
Esto quiere decir que, sin dejar de ser tú y conservando aquello que te hace único, puedas seguir superándote y aprendiendo las cosas que admiras de los demás.
Y que quede claro, una cosa es aprender y enriquecer tu propio yo, y la otra, muy diferente, es comprarte. ¿Estás de acuerdo? La primera siempre tendrá una connotación positiva que te permitirá complementar tu propio yo y acercarte a tu mejor versión, sin perder tu esencia; y la segunda, sólo te hará sentir inferior como lo hemos comentado.
¡Así que deja de comparar tu vida y comienza a vivirla!
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