Cuantas veces un “no puedo” ha acabado por convertirse en cierto después de afirmarlo una y otra vez. En este artículo vamos a hablar sobre las creencias limitantes y cómo estas conforman nuestra realidad.
¿Es real la realidad?
¿Es real la realidad? Se preguntaba el psicólogo estratégico Paul Watzlawick en uno de sus libros más famosos, y es que la realidad es más mental que tangible.
Y no estoy diciendo que la realidad objetiva no exista, justo lo contrario, existe. Sin embargo, las personas con base en nuestra propia percepción, creencias internas y estados de ánimo, hacemos una construcción de la misma.
Un día, nos levantamos con el pie izquierdo, alguien nos empuja en el metro y pensamos “¿Por qué la gente es tan egoísta y va a lo suyo?” En cambio, en un día donde hemos recibido una buena muy noticia y estamos alegres por ello, ante esas mismas circunstancias, pensaríamos “bueno, quizá, no se habrá dado cuenta o perdió el equilibrio”.
Sobre los esquemas emocionales
Además de por nuestro estado de ánimo, las personas tomamos decisiones con base en nuestras creencias, o como prefiero llamarlo: esquemas emocionales.
El concepto de esquema emocional nace de la mano del psicólogo cognitivista Young, el cual propuso que éstos son creencias rígidas sobre el mundo y sobre nosotros mismos, que se graban en nuestra memoria gracias a emociones intensas y que sirven para la supervivencia.
Si cuando soy pequeño, cada que voy a cruzar la calle, alguno de mis padres me mira y me dice con gesto de alarma “¡Cuidado! ¡Mira antes de cruzar!”, yo acabaré incorporando el siguiente esquema emocional: Cruzar la acera sin mirar a los dos lados es peligroso.
Claro está que no todo lo que aprendemos esta relacionado directamente con la supervivencia inmediata, los seres humanos hemos evolucionado y ya no sólo nos preocupa la conservación de nuestro cuerpo, si no también sentir que pertenecemos a un grupo, que somos queridos, valorados, etc. Estas son las necesidades descritas por Maslow en su famosa pirámide de las necesidades humanas.
Apego y crianza: la cuna de las creencias limitantes
Si cuando fuimos pequeños, nos desarrollamos en un ambiente crítico, perfeccionista o sobreprotector, es más probable que hayamos creado esquemas emocionales de tipo invalidante.
Pongamos un ejemplo para hacerlo más claro:
La mayoría de los padres que sobreprotegen a sus hijos lo hacen porque son miedosos, sin embargo, cuando ejerces la sobreprotección sobre un infante evitas que éste pueda explorar por su propia cuenta y así, desarrollar un sentimiento de autoeficacia o independencia.
Pero no todo queda ahí, además, de forma subliminal –y sin así quererlo– le estamos transmitiendo un mensaje muy claro: “Tu sólo(o) no puedes, necesitas que alguien se ocupe de las cosas importantes por ti”.
Esto, sería un esquema emocional.
Las creencias limitantes y la profecía autocumplida
Los expertos en psicología, sabemos de primera mano lo importante que son las creencias limitantes producidas como consecuencia de los esquemas emocionales. Estas creencias no siempre son estrictamente producto de una creencia tan nuclear, a veces por la razón que sea, nos sentimos inseguros.
Por ejemplo, si hemos cosechado algunos fracasos de forma consecutiva y reciente, en consecuencia, comenzaremos a dudar de nosotros mismos y de nuestro potencial
Sea como sea, el caso es que muchas personas se ponen, sin darse cuenta, sus propias zancadillas. Piensan y sienten que no van a poder con lograr cosas que, con una creencia distinta, sí podrían conseguir.
¡Ojo! Con esto no estoy diciendo que podamos con todo. De hecho, en muchos casos ocurre justo lo contrario. El ejemplo por excelencia de esto es la personalidad narcisista, la cual valora por encima sus posibilidades y cuando algo sale mal, culpa al exterior.
Sin embargo, estas personas no suelen acudir tanto a consultas. Lo hacen más habitualmente aquellas otras que dudan de sus capacidades o sufren a causa de sus miedos e inseguridades. Paradójicamente, suele producirse un efecto llamado “profecía autocumplida”. Al creer que no seremos capaces, hacemos las cosas sin apostar por ellas, de modo que finalmente acaban saliendo mal.
Explicándolo con otras palabras, esas creencias limitantes están generando pensamientos que se traducen en sentimientos que no favorecen para nada a la persona. Esos sentimientos de duda, miedo e incertidumbre se terminan reflejando en conductas de autosabotaje (como huirle a los retos, rechazar oportunidades, no emprender, diálogo interno negativo, etc.). Y finalmente, esas conductas limitantes terminan dando resultados negativos para la persona.
Pero la buena noticia es que lo mismo ocurrirá cuando suplantemos las creencias limitantes por otras positivas, objetivas y racionales: esas creencias favorecedoras terminarán dando resultados favorecedores.
Si yo voy a una entrevista de trabajo pensando que no me van a elegir entre los demás candidatos porque no estoy a la altura, es posible que vaya con estado de ánimo derrotado a la misma, que no destaque tanto como los demás y, que por tanto, finalmente sea cierto que no me den la vacante.
En ese caso, y en línea con lo que comentamos anteriormente, estaría reforzando mi esquema emocional “no puedo”.
¿Se pueden cambiar las creencias limitantes?
Sí, pero cómo te decía anteriormente no se trata de pensar que se puede con todo, ni de sólo tener pensamientos positivos. Claro que es bueno tener una actitud positiva, pero lo ideal, es poder ser objetivos y racionales.
De esto es de lo que se encarga la terapia cognitivo conductual, esta tiene como uno de sus objetivos detectar las distorsiones cognitivas y reestructurarlas.
Dicho de otro modo, se trata de ser capaces de identificar y suplantar nuestros pensamientos irracionales por aquellos otros que se ajustan más a la realidad y son más favorecedores para nuestra persona. Son muchos los tipos de distorsiones cognitivas que existen, por ejemplo, la sobregeneralización.
La sobregeneralización consiste en pensar que porque algo sucedió de una manera en el pasado, en el futuro volverá a ocurrir de la misma manera. Pero no tiene por qué ser así.
En cualquier caso, si te has sentido identificado con este artículo y piensas que tienes creencias limitantes, la mejor opción es acudir a un profesional para trabajar en ti y echarle un ojo a esta guía:
Tus Creencias Crean tu Realidad: Guía Práctica para Cambiarlas