A decir verdad, no soy muy fan de los contenidos que tratan sobre amor, relaciones y esas cosas.
Pienso que el mejor y único consejo que vale la pena tener presente es ser tú mismo cuando estés con la otra persona. Y no tener que aprenderte toda esta serie de técnicas y trucos para moldear tu forma de ser, pensar y actuar con tal de gustarle a la otra persona.
Pero lo que hoy te voy a decir tiene que ver con respetar lo que eres, trabajar por lo que puedes llegar a ser, y encontrar a alguien digno de compartir ese camino contigo.
Antes de pensar en estar con alguien más, es importante que tengas presente tu propio valor como persona, mismo que no depende del hecho de tener o no pareja.
De hecho, sólo cuando aprendes a brillar tú sólo o tú sola, es cuando puedes realmente brillar con alguien más.
He notado que a veces las relaciones se perciben como una especie de proyecto de labor social: en donde uno suele ser el “héroe” que va a cambiar o rehabilitar a la otra persona, y el otro, pues la “víctima” que necesita de esos poderes pues para sentirse viva y plena.
Y esto hace que muchas veces se confunda, el necesitar, con amar.
En una relación sana no hay dependencia.
Estar soltero no es un vil «estado de Facebook». Es una palabra que define a una persona que no depende de nadie más para ser feliz, pero que si encuentra a la persona correcta, sabrá compartir su felicidad y ser felices en conjunto.
Cuando te digan que busques a tu media naranja o que encuentres a tu otra mitad, ¿sabes qué? Deberías de ofenderte. ¿Por qué? Porque en pocas palabras te están diciendo que estás incompleto y que necesitas esa otra parte. Literal.
Estar soltero o soltera es una decisión propia. Es ser lo suficientemente fuerte para saber lo que vales y esperar a que llegue lo que mereces.
Tú deberías estar con una persona que te aliente a convertirte en tu mejor versión, y que no saque lo peor de ti.
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Que te quiera y te acepte como eres, pero que te inspire a luchar por esa maravilla que estás destinado a ser.
Deberías estar con alguien que conozca tu pasado, tus errores, tus debilidades, y aun así, piense que eres increíble.
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Alguien que te trate como prioridad, y no como una opción más.
Alguien que realmente te haga un espacio en su vida, porque en su cama, cualquiera puede hacerlo.
Alguien que no te pida bajarte a su nivel, sino con quien puedas elevarte en conjunto para descubrir nuevos horizontes.
Dicen que hay ciertos peces que crecen en función del tamaño de la pecera en donde viven. Y en las relaciones de pareja es exactamente igual: creces, o no, en función de la persona con la que estás.
Alguien que te respete a ti y a tus decisiones. Que no intente cambiarte. Que no intente cambiar tu esencia, porque eso es lo que te hace especial y diferente al resto.
Alguien que te deje brillar, y quiera brillar contigo.
Alguien que acepte tu pasado, te apoye en el presente y motive tu futuro.
Tú mereces estar con alguien así. Y, por favor, no te conformes con menos.
Nutre tu propio yo, porque atraes lo que eres, y sólo puedes demandar en el otro, lo que demandas en ti mismo.
Así que si vas a dejar entrar a una persona en tu vida asegúrate que –realmente–, la enriquezca.
